mITOS, TRAMPAS, AVANCES
en la facilitación
profesional
Rita Kotov, 09.03.2022
Bogotá, Colombia
La incógnita de LA FACILITACIÓN y ¿qué esconde?
Unos tres años atrás, en un bar, sobre unas copas de vino excelentes en una noche de esas raras no tan frías de Bogotá, un colega de Naciones Unidas nos confesó su decepción sobre los facilitadores que estaban contratando para sus talleres y procesos participativos. Según él, no dirigían bien los talleres y los participantes solían estar aburridos.
Frente a nuestras preguntas, si lograban obtener los resultados intencionados, nos aclaraba que no solía pasar tal.
Indagando un poco más sobre los facilitadores, preguntábamos, si tenían una formación certificada en facilitación y el colega sorprendido, arrugaba su frente confesando que, hasta el momento, no se había puesto a pensar que facilitadores debían tener una y, además, certificada.
Empezamos a reírnos. A nuestra última pregunta sobre cuánto solían estar dispuestos a pagar a un facilitador o una facilitadora por hora o día, - nos brindaba informaciones sobre tal vez, la tercera parte de lo que cobraría un facilitador formado y experimentado comúnmente.
La noche continuaba en carcajadas, sobre cuánto estaban perdiendo de presupuesto, calculando promedios que pagaban sobre la NO-OBTENCIÓN de resultados, sobre un volumen en aumento de personas frustradas y con percepciones erradas sobre procesos participativos, gracias a sus experiencias decepcionantes, y sobre el prestigio de la entidad que se veía directamente afectada.
Suponemos, que nuestro colega salió ciertamente iluminado de esta velada, tal vez no solo gracias a las varias botellas que nos tomamos y que, hasta el día de hoy, decoran las repisas de aquel lugar.
¿Qué era lo que le explicamos y qué le hizo caer la cara hasta el piso cuando empezó a entender los errores que cometieron en sus contrataciones?
Primero, ¿qué es la facilitación realmente?
Entendiendo que es un término amplio y se subsuman muchas definiciones, propósitos y objetos bajo el mismo que van desde la terapia individual en la que un psicólogo “facilita” la mejora personal, pasando por gestionar soluciones integrales logísticos hasta llegar al mundo virtual que facilita la comunicación, se puede entender casi todo aquello en lo que “algo hace más fácil la realización de algo”. En resumidas palabras, casi todo lo que simplifica una situación, concreta, podría entenderse bajo el término de la facilitación.
Los unos datan su origen en los años 70 en Alemania (conocido más como la “moderación”), los otros la hallan en la educación popular latinoamericana o la investigación acción participativa, en una década anterior, los terceros detectan su nacimiento en la teoría de sistemas empujada por el ejército americano durante la segunda guerra mundial.
Relevante es, lo que hoy en día se entiende bajo la “facilitación” y que contamos con cuatro vertientes, aunque las tres se dedican al trabajo con seres humanos agrupados.
La primera, entiende a la facilitación como una especie de dinamizador, motivador de la atmosfera en un grupo de personas. Que lo pasen rico, que lo pasen divertido y que esa interacción alegre entre las personas los haga producir y pasar un buen rato. Lo llamaremos la “facilitación dinamizadora”.
La segunda, entiende a la facilitación como un proceso liderado para varios tipos de aprendizaje, sea interactivo, sea constructivista, sea de neo-plasticidad, sea experiencial o vivencial, o sea, que un grupo de personas pase por un momento de aprendizaje conjunto de forma liderada e interactiva. Esta vertiente se enraizó fuertemente en América Latina. La llamaremos la “facilitación de procesos de enseñanza-aprendizaje”.
La tercera, designa a la facilitación el rol de guiar metodológicamente a espacios de trabajo efectivo, sea de talleres de planificación, evaluación o diseño de proyectos. El/la facilitador/a se convierte en el experto metodológico que maneja técnicas e instrumentos con los que un grupo podrá llegar más fácil y rápidamente a su cometido. La llamaremos la “facilitación de procesos sinérgicos”.
La cuarta vertiente se dedica a la FACILITACIÓN PROFESIONAL, entendiéndola como una “metaprofesión” dedicada a la dinámica de procesos humanos para llevarlos de un nivel inicial a un nivel mayor de consciencia, produciendo resultados sinérgicos de forma co-constructiva. La llamaremos la “facilitación holística”.
Esa línea es una nueva tendencia global que lleva aproximadamente unos 30 años de existencia, agrupando a profesionales en la facilitación que empujan la profesionalización y certificación para una nueva formación en la facilitación. Exige un alto nivel de profesionalidad y competencias soft amplias de profesionales con cierto recorrido en sus vidas. Se podría comparar al coach profesional, que es un tipo de facilitador que más le vale que tenga certificaciones. Este nivel de facilitación se dedica a facilitar fusiones y cambios organizacionales, diseña y facilita procesos de diálogo, negociación, consultas y concertaciones público-privados, lidera procesos de conflictos a transformar y en especial, la evolución de colectivos sociales interculturales, inter-étnicos, inter-generacionales, para nombrar algunos.
Por sentado queda que las vertientes anteriores son aspectos integrales de la vertiente cuatro.
Lo interesante es, que muchas organizaciones que contratan a facilitadores para sus talleres, procesos y eventos, a menudo quieren lo que podría brindar la vertiente cuatro, pensando en que se podrían obtener resultados óptimos con las características de la segunda o tercera, pagando por el precio de la primera. También por su lado, muchos facilitadores, luego de haber tomado un curso o haber obtenido experiencias saltando a la facilitación de grupos como al agua fría sin orientación profesional y haberse defendido armados hasta los dientes, creen y se venden como para el nivel cuatro y cuentan con competencias para la vertiente uno.
Lo que esconde la facilitación es su perfil y su magnificencia para hacerte literalmente más fácil tu negocio, tu proceso y tu vida.
Hoy en día, como denominador profesional común, podemos decir que:
Facilitadores se dedican profesionalmente a liderar momentos y procesos de colectivos humanos, para que esos colectivos lleguen más fácilmente a resultados sinérgicos de mayor nivel, - y a los que difícilmente llegarían por propia cuenta. |
Ello implica que en la facilitación se manejan
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Como varios de esos aspectos son interesantes también para otras profesiones en el campo humano, se abre la puerta para la “confusionitis” y las auto-declaraciones de ser un facilitador experimentado. Lo que aparece en licitaciones, búsquedas en google, redes sociales y frente la nariz de uno mismo siendo participante en talleres, puede llenar un libro de anécdotas.
Entonces, ¿quién o qué es realmente esa FACILITACIÓN?
No hay una sola verdad ni una sola personalidad.
Es un mundo en el que cabriolan versiones y diversiones de interpretación, dedicados a entretener y mejorar la vida de personas y colectivos.
Por el momento, contamos con vestidos y niveles de madurez que requieren competencias diferentes porque sus propósitos u objetos de atención varían.
Mientras los vestidos de los primeros tres niveles, pueden coserse a mano o ser comprados en una tienda de marca, es decir, uno puede formarse a través de la práctica en la vida, con cursos y con la moda de métodos que surgen como hongos anuales, - la vestimenta del nivel cuatro requiere alta costura: una profesionalización formada, amplia, de alto nivel, con expertos que se mueven como peces en el agua a nivel ministerial, empresarial, y en comunidades rurales.
Esa ropa es entallada, versátil, de diseño y práctica. Puede conectar diferentes ámbitos, sectores, temas y dinámicas, entrar en y salir de diferentes formas de pensar, sistémico, integral o cartesianamente. Maneja y crea modelos, metodologías, técnicas e instrumentos. Bucea en diferentes sectores temáticos e institucionales, sin cometer el error de patalear como un experto temático. Eleva la “mística colectiva” y como por arte de magia, la transforma.
Es la última vertiente que está surgiendo con mayor fuerza, con expertos altamente preparados, que dan valor agregado esencial a los procesos, colectivos humanos y sus resultados, cuyo trabajo baja los costos de transacción, de prestigios dañados y de pérdidas de confianza en procesos conflictivos, aunque por supuesto, el trabajo de ese tipo de facilitador holístico, es altamente valorado económicamente.
Facili-tics Nº 2
Rita Kotov, 22/1/2023
Bogotá, Colombia.
Los “No-Goes” en la facilitación holística
En el anterior blog hablamos de la “Facilitación holística” como la vertiente cuatro o el nivel más alto profesional, hasta ahora existente en el mundo de la facilitación.
Pocos lo manejan, muchos se declaran conocedores y muchos más de nosotros, secretamente, quisiéramos saber más de ese nivel.
Vayamos acercándonos poco a poco a través de los “No Goes” en la facilitación, es decir, a través de aquellas incógnitas y trampas que encontramos mucho entre los/las facilitadores/as y entre los que nos contratan. Obviamente habrá que procurar no caer en ellas. Aquellos que contratan a profesionales para la facilitación no necesitan por qué saberlos. Los profesionales, por el otro lado, los deberían manejar sin duda alguna.
A cada uno de los No Goes dedicaremos un capítulo en este blog. Lo que sigue a continuación, es una lista básica. Podría completarse seguramente por algunas anotaciones más.
No Goe 1: no conocer mis campos de acción y sus umbrales.
Los campos de acción en la facilitación se refieren a:
● Los MOMENTOS de la intervención facilitadora
1). Antes y durante la contratación.
2). En el diseño de la facilitación.
3). La misma facilitación de un espacio o proceso colectivo.
4). La documentación del espacio o proceso.
5). La elaboración oral o escrita de algún tipo de resultado, sea un informe, un reporte, un medio audiovisual, un gráfico u otros.
● Los OBJETOS HUMANOS frente a mi actuar facilitador
1). Mi contratante.
2). Los participantes.
3). Mi equipo y/o co facilitadores.
4). Los encargados de la logística y ambientación.
5). Los medios que intervienen o cualquier otro tipo de distractor humano.
● Los OBJETOS TEMÁTICOS en la facilitación
El tipo de facilitación requerido para:
1). La planeación.
2). La evaluación.
3). La compactación de equipos humanos.
3). Procesos de cambios o de transformación.
4). Los diferentes tipos de diálogos.
5). Las variaciones en la negociación.
6). La formación.
7). La evolución humana.
8). La evolución organizacional.
9). La evolución de tejidos sociales.
10). La prospección.
11). La animación, lo ceremonial o lo medial.
12). La creatividad e innovación.
● Los FORMATOS de la facilitación
1). Virtual.
2). Presencial.
3). Blended.
No Goe 2: confundir entre técnica, instrumento, herramienta, método, metodología, modelo y enfoque.
Una triste y sorprendente realidad que se encuentra extensa y globalmente irradiada en el mundo de aquellos que piensan ser profesionales en la facilitación.
No Goe 3: no saber discernir entre el detalle y lo general, entre una perspectiva panorámica y una inmersión en profundidades.
Si en la facilitación no sabemos cómo estructurar la mente de otros en esos aspectos, ¿cómo estaremos facilitando?
No Goe 4: olvidarnos de las competencias esenciales para manejar las 4 dimensiones de la facilitación que se refieren a:
1. Dimensión metodológica y didáctica de un espacio o proceso.
2. Dimensión temática de un espacio o proceso.
3. Dimensión de la evolución humana y del proceso.
4. Dimensión energética o del “egrégor”.
No Goe 5: no tener claridad sobre el propio rol y la ética de actuación.
Y cómo puede ir cambiando ese rol durante el ejercicio hasta pasar por encima de los propios límites de uno. ¿Conoces los tuyos?
No Goe 6: confundir los diferentes tipos de reportes de resultados correspondientes al objeto temático.
Memoria, ayuda memoria, informe de resultados, informe de proceso, reporte formativo, gráfico, audio, vídeo, outcome documental; solo para nombrar algunos ejemplos. Son tipos de resultados que se supone con grandiosa inocencia que cualquier facilitador más o menos profesional, tendría claro y conoce sus elementos distintivos y, ¡vaya sorpresa!, no suele ser así.
No Goe 7: contagiarse con el virus “FACILITUS EPIDÉMICUS”.
Y creer que, porque uno sabe algo sobre CÓMO dirigir metodológicamente un espacio o proceso, uno ES y SABE más que otros. Es un virus altamente contagioso y directamente vinculado al nivel de consciencia en el que se sumerge el/la facilitador/a.
No Goe 8: olvidarse que para la facilitación profesional y particularmente la holística, se requieren competencias profesionales especiales.
No cualquier persona tiene el talento para facilitar como es para cualquier otra profesión también. “El arte y la técnica de la facilitación”, una frase proclamada por Gilberto Brenson Lanzan, gurú en el mundo de la facilitación latinoamericana; se adicionaría “El don para la facilitación”.
No Goe 9: escasez de “reírse de sí mismo”.
No hay nada más letal para cualquier creación sinérgica de resultados que un/a facilitador/a que se toma demasiado en serio a sí mismo/a y que no haya desarrollado ese humor fino y la eco distancia divertida hacia sí mismo que conforman el ingrediente mágico para construir sinergias.
No Goe 10: el olvido de “La ley de la perra pulgosa” .
Creada por Gilberto Brenson Lanzan. Es una de las leyes más elementales a seguir en la comunicación facilitadora.
No Goe 11: “The lonely rider”.
¿De dónde salió que muy pocos facilitadores/as logran trabajar juntos en co facilitación? Hay un marcado egocentrismo con el que nos hacemos el harakiri para llegar al nivel de la facilitación holística.
Si te surge la ligera sospecha que, podría tal vez y solo por si las moscas, hacer sentido echarle un vistazo a uno u otro de los No Goes y de paso, detectar en qué estado de tu profesionalización te has quedado, los siguientes blogs te podrán dar una u otra iluminación.
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